El sitio donde su Amo le cito era cutre, sucio, una nave abandonada, aislada de las demás fábricas. Ella coge el teléfono, y le llama, segura de que se trata de un error. -No, estás en el lugar adecuado para una guarra como tú. -Entra dentro, ponte la venda, y arrodíllate. -Ahora llegamos. Y le cuelga, mientras que ella está en shock... ¿Llegamos? ¿Quiénes?, se pregunta ella, una y otra vez, pero reúne valor, y empieza a caminar hacia el medio de la nave, llena de escombros. Sus tacones se escuchan fuerte, pisando el suelo de piedra y arena. A pesar del miedo que siente, mete la mano en el bolso, saca la venda de color verde oscuro que tiene dentro, deja el bolso sobre un armario que ve en un rincón, echa un vistazo al almacén -nave, y con la actitud tipo: sea lo que el destino (Amo) quiera que sea, se arrodilla y se tapa los ojos. Lo último que ve es la luz pálida del sol que despide un día más. Se queda en oscuridad, el corazón le late con fuerza, la mente no para de dar vueltas, ha ...
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